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Diciembre y salud mental: por qué esta época puede intensificar el malestar emocional

Diciembre y salud mental: por qué esta época puede intensificar el malestar emocional

Nicole Dávalos, psicóloga clínica

La temporada navideña suele asociarse con alegría, celebración y unión familiar. Sin embargo, detrás de esta imagen festiva existe una realidad menos visible: para muchas personas, diciembre puede ser emocionalmente desafiante. La mezcla entre expectativas sociales, demandas familiares, presión económica y el peso simbólico del cierre de año puede actuar como un amplificador emocional, intensificando síntomas de ansiedad, tristeza y agotamiento.

Al recorrer la ciudad, visitar centros comerciales o simplemente entrar a las redes sociales, resaltan las decoraciones, los mensajes sobre gratitud y alegría, y las imágenes de celebraciones constantes. Aunque estos elementos pueden resultar reconfortantes para algunos, también pueden despertar una autoexigencia silenciosa: “tengo que sentirme feliz”.

Cuando esa emoción no surge de manera natural, aparece la culpa: ¿por qué no puedo disfrutar como los demás?

Desde la psicología sabemos que la presión por sentir una emoción específica suele generar el efecto contrario: aumenta la ansiedad, incrementa la autocrítica y, en personas que ya cursan síntomas depresivos, puede profundizar la sensación de insuficiencia.

A esto se suma la influencia de las redes sociales. Diciembre es uno de los meses más cuidadosamente “curados” en términos visuales: hogares perfectamente decorados, reuniones familiares armoniosas y fiestas donde todos parecen gozar sin preocupaciones.

Pero lo que no vemos son las conversaciones tensas antes de las fotos, las limitaciones económicas, las ausencias que duelen más en estas fechas, el cansancio acumulado o las emociones incómodas detrás de cada sonrisa. La comparación inevitablemente surge y, con ella, distintas trampas de pensamiento, o distorsiones cognitivas: el pensamiento dicotómico (“todo el mundo está bien y yo no”), la lectura de mente (“seguro todos la están pasando mejor que yo”), o la descalificación de lo positivo propio (“mi vida no se ve así, algo estoy haciendo mal”). Ante esto, es importante recordar: las redes muestran momentos, no realidades completas.

Diciembre también tiene un efecto emocional particular porque es una época profundamente familiar. Por eso mismo, remarca lo que tenemos y lo que hemos perdido. Para quienes atraviesan un duelo, quienes extrañan a alguien, o quienes viven una transición importante, las fiestas pueden reactivar emociones intensas. La nostalgia, la tristeza y la melancolía son naturales frente a una temporada que funciona como un espejo emocional: refleja ausencias, cambios y recuerdos, a veces con una fuerza inesperada.

Para muchas personas, estas fechas implican además reunirse con familiares o ambientes que no siempre representan un espacio emocional seguro. Pueden surgir preguntas invasivas, comentarios sobre el cuerpo o la vida personal, o conversaciones que generan tensión o malestar. En este contexto, es fundamental recordar la importancia de los límites emocionales, que permiten preservar el bienestar incluso en entornos que no son del todo cómodos o respetuosos.

Todo lo anterior (las comparaciones, las expectativas, la presión interna, los entornos familiares complejos) suele coincidir con otro fenómeno muy característico de diciembre: la autoevaluación. Surgen preguntas como: ¿logré lo que quería este año?

¿Estoy avanzando como esperaba? ¿Me siento estancado? En personas con ansiedad o depresión, este ejercicio puede convertirse rápidamente en autocrítica severa. Reflexionar sobre nuestro año es válido, pero es esencial evitar que esa revisión se convierta en un mecanismo de castigo o en una comparación con una versión idealizada e inalcanzable de nosotros mismos.

Hay navidades ruidosas y navidades silenciosas. Navidades de celebración y navidades de reconstrucción. Algunas se viven entre familia, amistades y alegría; otras se viven desde la nostalgia, el dolor o la búsqueda de un poco de calma interna.

La que tú estés viviendo también es válida.

Centro Lau

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